El pasado jueves 28 de diciembre el aeropuerto de Sevilla vivió un día repleto de percances que afortunadamente no afectaron demasiado en la operativa del aeropuerto.
Por la tarde, un fallo informático en los sistemas meteorológicos obligó a cancelar las operaciones en el aeropuerto durante una hora, provocando el desvío de un vuelo al aeropuerto de Jerez y retrasos en varios vuelos. El fallo impedía a los controladores indicar la presión atmosférica a los pilotos, dato imprescindible para calcular la altitud de vuelo. Cabe destacar que en ningún momento hubo peligro para los vuelos.
Por la noche, el vuelo Sevilla-Ámsterdam operado por la compañía aérea Transavia fue suspendido cautelarmente al malinterpretar la tripulación del mismo unas palabras por parte de un pasajero de origen árabe, y confundirlo con una amenaza de bomba. Tras activarse los protocolos de seguridad y no encontrarse ninguna amenaza, el vuelo fue definitivamente cancelado y aplazado hasta el día siguiente.
Finalmente, durante el transcurso del día una posible inocentada avisando de que un animal suelto había sido visto en la pista obligó a activar el protocolo previsto para estos casos, comprobándose que el aviso era falso.
Un día intenso del que el aeropuerto de Sevilla salió bastante bien parado gracias a su profesionalidad.