Dos graves incidentes que pueden ocurrir ocasionalmente de forma aislada en cualquier aeropuerto, se produjeron ayer a la vez en el aeropuerto de Madrid-Barajas, afortunadamente sin daños, y poniendo a prueba las medidas y protocolos de seguridad del aeropuerto que funcionaron perfectamente.
Alrededor de las 12:30h dos pilotos notificaron a la torre de control del avistamiento de uno o dos drones en las cercanías del espacio aéreo del aeropuerto. De inmediato se activó el procedimiento de seguridad con el cierre casi total de espacio aéreo y de pistas, por lo que durante hora y media, hasta las 14:15h, el aeropuerto permaneció sin despegues y con aterrizajes muy espaciados por solo la pista 32L. Alrededor de 25 vuelos fueron afectados y desviados a otros aeropuertos. Mientras, la Guardia Civil ha iniciado una investigación para identificar al propietario del dron, cuya infracción puede ser penada con una multa de hasta 225.000€.
Pero minutos después de restablecer el tráfico aéreo, y en plena vorágine de reorganización de vuelos, el vuelo AC837 de Air Canadá con destino Toronto que acababa de despegar a las 14:33h declaró una emergencia, ya que durante el despegue un neumático reventó dañando uno de los dos motores. El capitán del avión decidió apagar el motor, y tras comprobar que la situación estaba bajo control solicitó volver a aterrizar en Madrid, aunque tuvo que permanecer volando en círculos durante casi cinco horas a baja altura (entre 2.300 y 800 metros) sobre algunos barrios de Madrid, y así consumir gran parte del combustible por prevención antes del aterrizaje, pues este modelo de avión, un Boeing 767-300, no permite evacuarlo en vuelo. Durante este tiempo, un caza F-18 del Ejército del Aire voló durante algunos minutos junto a la aeronave para fotografiar los daños y poder evaluarlos mejor. Finalmente y tras un gran despliegue mediático, el avión aterrizó sin ningún percance a las 19:08h por la pista 32L, con todos los dispositivos de seguridad y emergencia del aeropuerto listos para actuar