En la última reunión del Consejo de Ministros del 21 de diciembre, y coindiendo con el el 30 aniversario del fallecimiento del Presidente de la Generalitat de Catalunya Josep Tarradellas, ha querido honrar su memoria proponiendo que el aeropuerto de Barcelona adopte el nombre del político y pase a llamarse Aeropuerto Josep Tarradellas Barcelona-El Prat.
El gesto pretende ser un gesto amistoso del gobierno español para con Cataluña, tras las últimas críticas de la Genelalitat en contra de la gestión del aeropuerto barcelonés.
Josep Tarradellas fue presidente de la Generalitat de Cataluña en el exilio durante entre 1954 y 1977, y su regreso a Cataluña en calidad de presidente de la Generalitat provisional fue clave tanto para la recuperación del autogobierno como para la reconstrucción de la democracia en España.
Durante sus años como presidente de Cataluña en el exilio, Josep Tarradellas se esforzó al máximo para preservar la institución de la Generalitat de cualquier influencia partidista y por prestigiarla como institución representativa de la totalidad de los catalanes.
Su compromiso con un catalanismo integrador y constructivo le hicieron ganarse el aprecio y la consideración del pueblo catalán y español, así como el respeto del conjunto de las fuerzas políticas dentro y fuera de Cataluña. Su altura moral y su sentido de Estado son hoy un ejemplo para todos los demócratas. Por ello, su memoria merece ser honrada y reconocida como parte del patrimonio común.
El cambio de nombre no ha sido aceptado bien a la primera. Según el gobierno catalán, el cambio de nombre no tiene «ni el acuerdo ni el consenso» del Gobierno de la Generalitat, y según ellos, no lo hubieran hecho. Por otro lado, las críticas antes mencionadas aluden a la gestión de la infraestructura, no a su nombre, el cual reconocen que favorece a la ciudad de Barcelona.
Aunque admiten que no tienen nada en contra del president Tarradellas, el cambio de nombre no es del todo aceptado y esperan que finalmente no se haga.